La noche de Facundo Cabral en Xalapa. |
En noviembre de 2008 el cantautor argentino se presentó en el Teatro del Estado con su recital “Antología 2008”
Israel Roldán
El lunes 3 de noviembre de 2008 en el Teatro del Estado de esta ciudad se escuchó su último recital en tierras veracruzanas.
El “Vuele bajo” y “No soy de aquí, ni soy de allá” de Facundo Cabral –asesinado en Guatemala el fin de semana– retumbó el recinto dedicado al General Ignacio de la Llave por los aplausos de los asistentes.
En los días previos a su presentación “Antología 2008” de Xalapa este reportero tuvo la oportunidad de charlar con el cantautor argentino.
La entrevista concedida se reproduce ahora, a horas de su muerte, mientras el cuerpo de Cabral espera en una funeraria de Guatemala a ser repatriado, en donde le rinden homenajes y le lloran.
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TEXTO PUBLICADO EN MARCHA | Viernes 31 de octubre 2008
Se ve de muy buena madera pero advierte que quizá sea su última presentación en Xalapa: es el autor de “No soy de aquí, ni soy de allá”, Facundo Cabral.
El recital “Antología 2008” es considerado por Cabral como la selección final de sus grandes temas; todos serán cantados este lunes en el Teatro del Estado, en lo que será su veinteava presentación en distintos recintos del país dentro de esta gira.
“Es una selección final porque yo ya estoy en el tiempo de escueto ya”, asegura en una entrevista concedida a MARCHA desde la habitación que lo albergó en Saltillo, Coahuila, previo a su presentación del pasado miércoles.
Son 72 años de edad, 36 de versar y componer canciones. Se dice agradecido con Dios y con México, país clave -asegura- para consolidarse como artista.
- Cuando uno lo dice acá pareciera clavijera por pura cortesía pero en realidad (México) fue un país clave para mí. Yo llegue muy golpeado y encontré puro afecto, confianza y una cosa, la cosa más increíble que me pasaba en ese momento, muchos me creían, porque mi vida era tan fantástica y con cosas tan extrañas, tan desmesuradas desde el nacimiento, que siempre había una duda de que uno agrandaba las historias y por eso tenía el odio de tantos dictadores (…) y yo lo único que encontré fue puertas abiertas y afecto, que creo que yo comencé a ser un profesional y un artista aquí.
Facundo Cabral recuerda que debutó con el periodista Jacobo Zabludovsky en el programa de noticias 24 Horas.
- Había una canción mía que estaba sonando mucho acá en México pero todo mundo pensaba que era de Alberto Cortés, “No soy de aquí ni soy de allá”, y un día Jacobo allí charlando con él y en 24 Horas, que de vez en cuando había un invitado al que le daban un bloque de ocho minutos y ese día venía don Pedro Vargas y resulta que ese día se enfermó y Jacobo en un acto de confianza extraordinaria porque no sabía lo que hacía yo, me mandó al aíre y fue tan grande la respuesta que fueron levantando las noticias y estuve toda la hora, nunca había pasado en el noticiero (…) y a la semana debute en Bellas Artes.
El autor de “Vuele bajo” presentará su recital “Antología 2008” el lunes en esta ciudad, en la que -advierte- habrá aíres de melancolía por el recuerdo que tiene de Xalapa.
Recuerda que es de las primeras ciudades que visitó hace 36 años.
- Xalapa es de las primeras ciudades que hice desde el 72; uyyy si habré cantado en Xalapa, mí Dios –afirma con prolongado acento argentino.
- ¿Qué recuerdas de Xalapa, Facundo?
- Ahhh la gente, después las cosas que vi en la flora, porque a mí siempre me interesó la naturaleza en general y yo vi muchas especies extraordinarias en Xalapa, en toda esa zona, que nunca había ni sospechado ni visto en libros.
- A propósito de libros, ¿cuántos van?
- Uyyy ya son muchos, como dicen en México, son un chingo ya, qué sé yo (siempre con el acento argentino) deben ser dos o tres libros por año y yo no sé pero debo andar por los 69, 70 libros.
Entre sus últimos libros está “No estás deprimido, estás distraído” (editado en 2005) y “Terriblemente solo, maravillosamente libre” (finales del 2006).
- Es mejor escribir que ver la televisión ¿no?
- Ah mi Dios. Mi madre tiene una frase maravillosa, decía: yo debo reconocer que he pasado momentos maravillosos frente al televisor, ¡apagado!. Si en lugar de ver el noticiero en la mañana leyeras a San Agustín, algunos cuentos de Stevenson o de las Mil y una Noche o a Wildman, mí Dios, empezarías el día mucho mejor.
En Xalapa cantará -traído por Licea Producciones- en lo que Cabral advierte que “tal vez sería una despedida, yo no sé si habrá chance de hacer otra gira el año que viene pero, ya la salud está muy afectada, el físico también, pero es un gran abrazo, creo que es el último concierto ya. (Me veo de buena madera) porque estoy muy bien del espíritu y la voluntad pero ya el cuerpo no me obedece, ya no me quiere acompañar más” -y ríe incansablemente.
Quizá la frase que más se le recuerda a Facundo Cabral es aquella de “cada niño es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque por cada cantor hay un soldado menos”. Y habla sobre el tema de la inseguridad en el país:
- Una de las cosas apasionantes de la vida es la sorpresa, es bastante inocente buscar seguridad en la vida (…) El mundo se ha puesto muy violento porque la mayoría de la gente no se ha dado cuenta del regalo extraordinario que es la vida y vive discutiendo hasta por un partido de fútbol y por intereses que son muy mezquinos, gente que cree que con dinero va a suplantar el vacío que tiene en su alma que no se suplanta con dinero y el otro que le echa la culpa por su pobreza al otro que fue más rápido. La violencia es implícita, hay terremotos, hay maremotos, hay tsunamis, eso es la vida, por eso para ser feliz, aceptar a la vida y animarse a vivirla, hay que ser valiente. La vida no es para cualquiera. La vida no es como debiera ser, la vida es como es. Hay que aceptar eso.
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NOTA DE EL CLARÍN ARGENTINO | Domingo 10 de julio 2010
Acribillan a Facundo Cabral,
pero las balas no eran para él
“No soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad, ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad”, se despidió cantando el pasado jueves Facundo Cabral, de 74 años, en un teatro de Guatemala. Era su éxito de toda la vida, la canción que nunca fallaba en sus conciertos, tal vez por eso, morir asesinado es el macabro epílogo para un hombre que predicó la paz y la ternura allí por donde pasó. “Es lo mismo que le ocurrió a Gandhi, a Luther King o a John Lenon”, dijo emocionado y con los ojos llorosos el embajador argentino en el país centroamericano, Ernesto López. Tan sólo dos días antes tres mil personas habían aplaudido a rabiar al trovador que repudiaba las pistolas y creía en el ser humano.
Facundo Cabral, el cantautor que pateó como nadie el polvo de los caminos de América con su guitarra al hombro, murió acribillado ayer en Ciudad de Guatemala, una de las más violentas del mundo. El objetivo de las balas era Henry Fariñas, el empresario que lo había contratado y que conducía el vehículo en el momento de su muerte y que está internado en un hospital, vigilado por la policía. Su declaración es la pieza clave en las investigaciones.
Facundo Cabral iba camino al aeropuerto de Guatemala después de una serie de conciertos en el país, cuando fue ejecutado.
Dieciocho casquillos quedaron en el suelo y el cuerpo del cantautor, con barba de tres días y campera de cuero, ensangrentado en el asiento del copiloto.
Según el ministro del Interior, el ataque iba dirigido contra el empresario, Henry Fariñas. “Todo apunta a que iban contra Fariñas, así lo indican las pruebas recogidas hasta ahora y la trayectoria de las balas . Los disparos van desde el piloto al copiloto y esto apuntaría que el artista habría recibido impactos que eran dirigidos contra Fariñas”, explicó el ministro Carlos Menocal.
Era de madrugada y comenzaba a amanecer en Ciudad de Guatemala. Cabral viajaba en el asiento del copiloto acompañado de Fariñas y de su representante argentino. Detrás de ellos iban dos vehículos más; uno con escoltas y otro más de la policía nacional. De repente, tres vehículos interceptaron el convoy y de ahí salieron dos sicarios que abrieron fuego durante diez minutos contra el vehículo . “Comenzaron a disparar de los lados y aunque la seguridad del empresario trató de repeler la acción, se detuvieron al darse cuenta que Henry Fariña estaba herido”, dijo el ministro.
Horas más tarde, en la carretera que conduce a El Salvador, la policía encontró la camioneta en la que huyeron los sicarios y que contenía chalecos antibalas y armamento.
Cabral había retornado de Quetzaltenango en donde presentó su último concierto, e iba camino de Nicaragua. Con el país conmocionado, el propio Álvaro Colom hizo un llamado a la prudencia y pidió que “no se politice el crimen”. Mientras, miles de personas acudían al lugar de la ejecución portando rosas blancas como homenaje . La indignación y el hartazgo de la población era total. “Lamentablemente estamos repudiando un crimen más que está causando terror, miedo y no dejo de pensar que él fue asesinado por sus ideales”, señaló en el lugar del crimen, Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz 1992 y candidata presidencial. También los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, de Ecuador, Rafael Correa y de Venezuela, Hugo Chávez, condenaron el asesinato. “Ay, qué dolor! mataron al gran trovador de las pampas, viva Facundo Cabral”, dijo el bolivariano en twitter.
En 1996 la UNESCO declaró a Cabral “mensajero mundial de la paz” por su llamado a la paz y al amor. En su último concierto, comenzó hablando de su orígenes en su Argentina natal, de la pobreza, de un padre que abandonó el hogar, de una madre que desbordaba amor y de sus andanzas literarias y filosóficas entre Borges, la Madre Teresa de Calcuta o San Francisco de Asís, que marcaron su crecimiento artístico.
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